14 septiembre 2011

Los cañones de Navarino

Recorrer la Mesenia, la provincia que ocupa el extremo suroccidental del Peloponeso es como deslizarse por una paleta de acuarelas azules y verdes. Al doblar una curva, cada montaña parece esconder tras de sí una esquinita de mar. No importa cuán remoto sea el lugar que se visite, en Grecia todas las tierras tienen historia. Y la Mesenia no es una excepción. Amén de sus sitios arqueológicos que encierran miles de años, toda la provincia está salpicada de castros medievales, fortificaciones militares de cuando los venecianos campaban a sus anchas por estos lares.

Aquí, en la bahía de Navarino fue donde se libró la gran batalla naval que se saldaría con una derrota mítica de la flota turca el 20 de octubre de 1827 y una victoria decisiva en la guerra de independencia del Imperio Otomano. La visión nocturna de los veleros que fondan en la bahía esta tranquila noche de verano evoca inevitablemente aquella otra noche de pólvora y sangre. El silencio es tal que solo pensar en el atronador ruido de los cañones le pone a uno la piel de gallina. De pronto, el horizonte se tiñe de púrpura... como la túnica del Nazareno camino del Gólgota.

No hay comentarios:

Publicar un comentario